Ir a trabajar un sábado por la mañana no es
tan duro sabiendo que cuando termines vendrán a buscarte para irte de puente a
unas playas idílicas. Nos juntamos con otras tres parejas, unos vascos, unos
alemanes y australiano americana. No es gente que conocemos hace mucho tiempo
no quita para que congeniáramos de maravilla. Los alemanes, por supuesto, lo
tenían todo estudiado, los demás nos dejamos llevar.
Llegamos al camping por la noche, preparamos
la cena y estuvimos de charleta, bajo las estrellas, que en medio de la nada se
veían millones. A la mañana siguiente nos despertamos y nos dimos cuenta que
estábamos a metros de la playa, lo primero que hicimos fue bañarnos, qué sino!
Desayunamos con la calma y dedicamos el día a recorrer el sur de la península,
yendo de playa en playa. En una de ellas, pasó una familia de delfines, Gorka
cogió la tabla de surf y se acercó a ellos, nosotros a nado pues no llegamos
tan cerca, pero la sensación de estar cerca fue increíble. Continuamos hasta
llegar a otra zona de acampada libre. Lo bueno de vivir en El estado de South
Australia es que vayas donde vayas puedes encontrar un lugar con poco o con
nadie de gente. Cenamos y seguimos de charleta, esta vez las estrellas fugaces
volaban por encima de nuestras cabezas, pedí muchos deseos, sí!
El próximo día hacia muchísimo calor, no se
podía estar en la arena tomando el sol, o estábamos en el agua o íbamos a otra
playa. Nos las tuvimos que ingeniar para crear una sombra a la hora de comer,
tampoco nos importó tanto, más disfrutábamos del agua color turquesa. Fueron
unas mini-vacaciones bonitas para recordar, no sólo por los lugares sino
también por lo a gusto que estuvimos con ellos.
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Having
to work on a Saturday is not that hard knowing that when you finish they will
come and pick you up and you will go on a long weekend to paradisiac beaches.
We joined three other couples, some from The Basque Country, Germans and
Aussie/American. They are friends we meet not long ago; however, we did get
along very well. The Germans, of course, had everything under control, the rest
of us let ourselves go.
We
arrived to the campsite at night, made some dinner and chatted under millions
of stars. Next morning we woke up and realized we were a few meters from the
beach, so, no need to say, the first thing we did was to have a swim, what else
could you do! We had breakfast calmly and spent the day driving the south of
the peninsula, going from beach to beach. In one of those, a whole family of
dolphins just passed by, Gorka took his surfboard and approach to them, the
rest of us couldn’t get that close, although the feeling of being not that far
from them was unbelievable. Afterwards we drove to the next campsite, again in
the middle of nowhere with barely anyone. The good thing about living in the
state of South Australia is that no matter where you go there will be few or no
people around. We had dinner and continued chatting, this time shooting stars
flew above our heads, I did made a lot of wishes!
The
following day was very very very hot; there was no way you would sunbath, no
option but to stay in the water or changing beaches. We had to come with a good
plan to create some shadow by lunchtime, didn’t bother much though, we could enjoy
much more the turquoise water.
It’s
been a great mini vacation to remember, not only for the amazing places but
also for how comfy we felt with the entire group.
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